domingo

Ruta Cueva Peña la Casa

Una vez tomados los cafetillos de rigor, subimos en un par de coches y al monte. ¡No porque la cabra siempre tire al monte! Allí es donde estará el comienzo de nuestra ruta, en el monte, para ser más precisos en el Monte Arriba, también llamado Valle Grande. Lugar de nacimiento del Río Códex. Paraje de una gran belleza; repleto de robles, abedules, serbales, encinas, acebos, manzanos(silvestres), pinos, brezos,...etc, también de una gran variedad micológica, niscalo, boletus, lepiota, amanita cesarea,...etc., (si no aparece uno que yo se con la moto) se puede ver algún que otro jabalí, ciervo, corzo y de más fauna de la zona; lo que no espantan las motos es a los tilenus, especie que se está dando a conocer por esta zona.
Esta zona fue una explotación minera, ya que está repleta de murias y escoria de fundición de hierro; dejando patente el paso de los romanos por la zona. También en su momento albergaría una pequeña comunidad de monjes. Un poco más abajo del Monte Arriba, siguiendo el curso del Códex, se encontraba un cementerio, también de la época de los romanos, que tras roturar estas tierras hace unos 35 años, prácticamente desaparecieron, este y otros vestigios de la época.
Bueno dejaré esto a un lado y me centraré en la ruta, que como su nombre dice, nos lleva a visitar una recóndita cueva, esta ubicada en el Dormidero, paraje colindante al Monte Arriba. Tuvimos una mañana casi primaveral, y no exagero nada; porque nos lució un sol espléndido,(vamos que pasamos calor), eso en diciembre y en nuestra zona, es como para tirar cohetes.
Nos adentramos en el robledal y un unos metros más arriba cojimos el camino de la derecha, que nos llevará hasta el curso del Códex. Siguiendo río arriba, unas veces este a nuestra derecha y otras a la izquierda y sin dejar el camino fuimos disfrutando de la densa y variada vegetación que el camino nos ofrece, todo ello sin dejar de oir el surgir del río en su largo peregrinar hasta su desembocadura en el Eria, viendo como este se abre paso entre robles, abedules,... y como no entre un montón de murias. En esta zona de la ruta nos encontramos como unos amigos que estaban disfrutando con sus bicicletas de montaña de la gran variedad de caminos que la zona nos ofrece.
Poco a poco hemos ido tomando algo de altura, ya el río siempre a nuestra derecha, llegaremos a un punto donde el camino nos aparta del Códex y gira bruscamente a la izquierda, bordeando la parte alta del valle irá ascendiendo poco a poco. Durante el trayecto nos encontraremos con algún que otro tilenus, también con aguas manantías, en el su lado derecho; dicen que nunca esta fuente se ha secado. Nos encontramos también con un revolcadero de jabalí. El camino empieza a descender y Juan Carlos, gran conocedor -al igual que Gerardo y Gonzalo - de la fauna de la zona, nos va dando explicaciones de cuanta huella se encuentra, eso si, hasta que dio con una que desconocen. Ahí estaba yo para ponerlos al corriente; les dije que esa era de unas zapatillas Salomon, en concreto de una speed cross 2(flipando se han quedado). Incluso les dije que el especimen podía ser un tal Pequeñajos, tampoco me equivoqué.
Retomemos el camino.
Vamos descendiendo hasta encontrarnos con otro que cruza transversal al nuestro, cogeremos este a la derecha para introducirnos en lo que llaman el dormidero de Morla, lugar de ubicación de la Cueva. Gerardo sería el serpha para llegar a su localización, ya que los demás nunca antes la habíamos visto. La cueva no dejará indiferente a ninguno de nosotros, ya que dará lugar a cuantas hipótesis y elucubraciones que la imaginación brinde.
Volviendo sobre nuestros pasos hasta el lugar donde antes habíamos girado, esta vez seguimos camino abajo hasta el punto de volver a encontrarnos con el Códex, cruzándolo por un puente, torcemos a la derecha y unos metros más adelante volvemos a torcer a la derecha, pocos pasos más allá estamos en el punto de partida.
Estando de charla sentimos rugir motores. Cual fue nuestra sorpresa que al acercarse a nosotros y parar, comprobamos que era El Rey Tilenus y su hermano, disfrutando de una buena mañana al igual que nosotros.
El Monte Arriba al igual que todo su entorno, es un lugar perfecto para la práctica del senderismo, el trail-running, la bicicleta de montaña, la moto, el quad o los 4x4; cada uno dentro de sus posibilidades, que aquí ya digo que son muchas.
Esta ruta se puede llevar a cabo en cualquier época del año. En otoño (si es a mediados mejor), ver el Monte Arriba desde la distancia (una buena ubicación sería el camino de la Sierra de las Barreras en su parte alta), es todo un placer ya que está en pleno apogeo otoñal, nos brindará unas magnificas instantáneas. La primavera, ya bien entrada, dará fe de toda la variada vegetación de la zona y de un Códex en plenitud, veremos como las murias resaltan entre toda ella. Una con su diverso colorido y estas con su gris, sus musgos y líquenes. No por no nombralas, el verano y el invierno, dejan de ser también buenas estaciones para disfrutar de esta ruta.
Partiendo desde Castrocontrigo, el camino a seguir es la pista de Riocebros en dirección a Riocódex, como aquí llaman a estas partes del monte, recorridos cerca de 9 km nos encontramos con un cruce de 4 caminos entre un robledal. Aparcamos y ya a pié el camino a seguir será el de nuestra izquierda. Lo demás ya os lo he descrito, así que ánimo.
Ruta de nivel físico bajo, de aproximadamente 12 o 13 km, circular y que en un par de horas o 3 la habremos realizado.

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